De la columna de Boulevard, Radio Euskadi, 28.10.2013

Mi mirada de hoy no puede ser otra que la de contemplar admirada uno de los más increíbles espectáculos de la naturaleza con la que me he topado.

Me habían dicho que era espectacular. Algunos lo consideran como un acontecimiento único en el mundo, como la migración de los ñues desde el Serengeti hasta el Maasai Mara en Kenya o el largo viaje de la mariposa monarca desde Canadá y los Estados Unidos hasta la mexicana Michoacán. El otoño de Nueva Inglaterra es mágico. Colores imposibles que se suceden en cualquier rincón de la ciudad.

Allá donde una va grandes árboles frondosos tiñen de un amarillo anaranjado pedacitos de cielo que se entretejen con los rojos apasionados que parecen arder, chisporroteando entre las ramas. Doscientos tonos de verde que se suceden como un mosaico a la esperanza. Ocres, chocolates, mostazas y tonos vainilla… que invitan a pegarle un mordisco a la Vida.

Mis zapatillas rosas fucsia, chillonas (y quizás para algunos un poco horteras) se ven sosas y apagadas ante la luminosidad de las hojas que cubren completamente el suelo por donde una camina. Y cuando el viento sopla con algo de fuerza, muchas de esas hojas se escapan de sus ramas y vuelan, y parece que está nevando… nieve de colores. Por mucho que lo intento pintar (llevo casi toda la semana tratando) es imposible captar la belleza que me rodea. Y solo me queda contemplar, admirar y rendirme extasiada ante tanta belleza.

Y por eso, quiero haceros llegar todo este mosaico de colores, hacer bella esta preciosa mañana. Así que mi Eeeegunon mundo, y el dibujo de hoy será otro humilde  intento otoñal para compartiros esta preciosa mañana de octubre, con mi más goxo muxote potolo bat.

udazken koloretan (Boston zoragarri!) el otoño en Boston amazing Boston fall

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