Karibu

Karibu, palabra que en swahili nos da la bienvenida.

Es bien bonito comprobar que la vida te sigue sorprendiendo descubriéndote a cada rato nuevas personas en tu camino. Y cómo algunas de ellas se convierten en gente bonita e importante para ti. Los que caminan junto a ti. Las amigas “de pijama de cuadros y larga conversa”. Los amigos “netos”. Y los ardientes. Los dolientes. La familia que crece. Compañeros de lucha y de sueños. De café e infusiones de regaliz. De tequila, limón y sal.

El corazón tiene esa maravillosa capacidad de seguir dando la bienvenida una y otra vez. Abriéndose y dejándose tocar “sin esclusas, ni excusas”. Sin límite de admisión.

Ayer tuve el privilegio de participar en la Karibu festa organizada por Gari, con el objetivo de recaudar fondos destinados a dotar un equipo de sonido al Centro Cultural Picha de Lubumbashi. Un encuentro que fue mucho más allá de ese objetivo. Una fiesta que nos hizo vibrar, cantar, reír y también escuchar, sentir y situarnos ante una realidad que definitivamente nos interpela. Buena música y mejor gente sobre un escenario que se extendió a más de seis mil ochocientos kilómetros de distancia. Gari fue capaz de convocar a lo mejor de la música de Euskadi en un concierto de calidad, divertido y emotivo y sobre todo nos contagió la ilusión y la emoción por compartir un espacio desde donde soñar otros ritmos, otras claves y nuevos acordes para otro mundo posible.

Aquel Gari de Hertzainak que observaba desde lejos, obnubilada con ojitos de quinceañera hace veinte años, es hoy un amigo al que admiro profundamente y tengo la suerte de poder darle un apretado abrazo emocionado al terminar el concierto (¡el también es del Slow Hug Movement!). Un amigo con quien espero seguir enviándome muxotes potolos para seguir confabulándonos en proyectos locos y con mucha alma.

Gari-Gariiii! Zorionak atzoko momentu paregabearengatik! Ta eskerrikasko (asante sana!) momentu berezi horren parte izateko aukera emateagatik!

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