Reírse a carcajadas. El diafragma a punto de explotar.
Lágrimas que explotan en ese instante de loca felicidad.
Ahuyenta los miedos, descansa los dolores, oxigena la mirada y reactiva la alegría.
Instante compartido que es bálsamo y masaje para el alma…
No hay duda: a practicar la risoterapia… cada día!!!

Eeeeegunon mundo!!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *