De la columna de Boulevar, Radio Euskadi 03.03.2014. A partir del minuto 2:50

La india me sorprende cada vez que regreso a ella. Me serena. Me revuelve, me mueve y me remueve. Y siempre me cautiva.

Y  huele a especias, a naftalina y a polvo seco.

Suena a una tintineante pulsera en los delgados tobillos de una niña que abre sus grandes ojos negros para quedarse observándome por un largo rato. Sin disimulo.

Son ciento veinte bocinas de coches, rickshaws y motocicletas en una improvisada y cacofónica orquesta al caos. Y de repente, parsimoniosa, una Vaca pasea sin inmutarse.

La India es intentar cruzar una carretera y tardar más de diez minutos en hacerlo. Si tienes suerte. Y puedes hacerlo.

La india tiene el color imposible de un sari multicolor. Sedas interminables que entretejen el verde de sus praderas, la tierra rojiza, el amarillo de los juncos secos, el azul infinito del cielo.

La India son los 25 ojos de un pavo real que observan una realidad que va girando. Cambia y permanece. Ciudades que se llenan de grandes centros comerciales, anchas avenidas, tiendas que se superponen, modernidad improvisada, importada y adaptada…  Y mientras, la miseria, sigue habitando sus aceras con los rostros de aquellas personas a quienes llaman “intocables”. Los últimos de una sociedad que se rige por la casta, por la diferencia, por ley divina. Imposible de entender.  Una bofetada a la dignidad.

Y la India sabe a chapati. A jengibre y a curri. A arroz,  a dhal y  a chai masala. Y a plátanos que saben a plátano.

La india está en los ojos de Mishula. En el coraje y la convicción de esta joven mujer Gamitt del Sur de Gujarat.  Son sus manos,  sus ganas de cambiar las cosas. Su energía inagotable. Es nuestra conversación que se pierde en las palabras y se encuentra en nuestra sonrisa infinita.

La india es una danza. Es un tambor. Es una ofrenda a la Vida. Una invitación a seguir caminando junto a las personas que apuntan a otros escenarios de posibilidad, de participación, de Vida Buena.

Y desde esta India, en  esta semana que nos hablará de mujeres y de coraje, de Vida y de sonrisas, de luchas y de encuentro… un abrazo cálido y lleno de energía tántrica, mántrica y práctica. Desde Delhi, directo al moflete,  Muxote Potolo Bat!

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